EL ORFANATO. 1

Autor; Andor

Él era el encargado de un orfanato de niños y niñas que nadie quería, en ese orfanato los querían de una forma diferente, en especial a las niñas…

Su nombre es Raúl, tiene 54 años, está a cargo de un personal de 4 monjas de avanzada edad, 2 monaguillos permanentes de 20 y 25años y 2 monaguillos eventuales (solo los domingos) de 17 y 19 años.

El padre Raúl era un cura alto, moreno oscuro, casi se diría que negro, ancho de cuerpo, manos grandes y largas piernas, en una aldea donde la gran mayoría eran personas blancas el sobresalía, por su color de piel como su altura de 1,88.

Era de un país africano o del sur de Asia, nadie sabía exactamente, solo llego cuando el antiguo padre de la única iglesia murió hace ya 2 años.

Todos lo respetaban y lo admiraban por su labor social, pero nadie sabía que sucedía cuando las puertas se cerraban al público.

Las monjas tenían una casa aparte del orfanato, por su edad avanzada ellas descansaban temprano a lo que el padre se aseguraba de ello, las llevaba en la camioneta de la iglesia a solo 5 cuadras del lugar y las buscaba cada mañana.

En el orfanato se quedaba el padre con sus dos ayudantes, Pedro de 25 años y Adolfo de 20, ambos eran estudiantes y se preparaban para ser curas y asistían en todo al padre, quien durante la misa se hacía ayudar por dos jóvenes Andrés de 19 y Miguel de 17 aldeanos del lugar y los únicos que aceptaron ayudarlo.

En este orfanato se albergaban niños y niñas de entre 3 y 8 años a quienes los daban en adopción a familias quienes los quisieran, para ese momento había 6 niñas y 3 niños.

Martha de 3; Miguelina y Juana de 5; Andrea de 6; María de 7 y Luisa de 8

Pedro de 4; Raúl de 5 y Luis de 7

Corría el lunes de la 2da semana del mes de Julio del año 1994, eran las 7 de la noche.

  • Vámonos que se hace tarde Sor Inés. Se escucha la voz grave del padre
  • Vamos! Vamos! 3 monjas entradas en edad pero muy voluntariosas salen y suben al auto para ser llevadas a su casa de descanso, bien merecido lo tenían después de batallar con 9 críos llenos de energía

El auto arranca a su viaje diario acostumbrado, para volver 15 minutos más tarde. El hombre entra a la casa de dios, cruza el patio y entra a su despacho para salir solo 5 minutos más tarde camino al lugar de los dormitorios, pero no entra a su habitación, el sigue derecho hacia una de las habitaciones donde yacen las niñas y entra de manera silenciosa, para no ser escuchado se acerca a una cama y se agacha.

  • Luisa.!! Luisa.!! Su voz era suave entre susurros, la niña de 8 años se despierta
  • Dígame padre
  • Shhhhh.!!! Levántate, ven conmigo.

Ella obediente sale de su cama y así como entro salieron, sin hacer ruido, se dirigió hacia su habitación alejada de las demás donde no serían escuchados

  • Como estas.!? Me extrañaste.!? Yo si te extrañe mi amor.
  • Si padre, lo hice

Lo cierto es que esta niña hace más de un año era cómplice de los desahogos sexuales nocturnos del cura.

Ella sabiendo que debía hacer se despojó de su batica dormilona y se acostó sobre la cama perfectamente echa, el de pie se fue desnudando frente a ella mientras decía:

  • Eso mi amor, que buena niña eres, por eso eres mi preferida
  • si padre, gracias
  • No, acuérdate que cuando estas en esta habitación debes llamarme de otra forma recuerdas.?
  • sí, lo siento papi, lo se

El quedo con su ropa interior marcando una erección descomunal bajo ella, su físico no era musculoso a pesar de ser ancho de hombros, con piernas gruesas, quizás en su juventud si lo fue ya no tanto.

Se acostó junto a la niña a la que tomo entre sus brazos y comenzó acariciar mientras la besaba y bajaba por sus piernitas su pantaletica infantil.

El subió sobre ella como tantas veces antes y bajo hasta su vagina empezando a comérsela expertamente, metiendo su lengua ancha entre ella tomando su duro y pequeño clítoris entre sus labios y succionándolo, haciéndola retorcerse de placer mientras sus manos acariciaban su cuerpito y sus dedos apretaban sus pezones donde no había senos pero algún día brotarían

  • Aaaah.!! Papi, Aaaah.!!
  • te gusta verdad?
  • sí, eso me gusta mucho, sígamelo haciendo.

Él se dedicó a comerse su vagina abriendo sus piernas al máximo y bajando también hacia su culito rosadito y arrugadito y volvía a subir, haciendo esto una y otra vez.

Se detuvo y levanto la cabeza, creyó escuchar un ruido fuera, pero no percibió nada se levantó arrodillándose sobre la cama mostrando su bulto a la infame Luisa

  • Ven, cómeme, quiero que me comas

Ella se arrodillo y con sus manitas bajo la única prenda que lo vestía dejando ante sus ojos una verga copiosa, grande digna de la raza, 23cm de largo con 6cm de ancho, un glande de corazón no muy grande, una doble curvatura hacia arriba y un poco a la derecha.

Se la llevo a sus labios y la beso, en la punta, bajando por el tronco llego a los testículos, grandes con algo de vello y el recorrido de vuelta fue con su lengua hasta volver a llegar a la punta, abrió su boca al máximo y la comió, apenas la cabeza más un poco más, era mucho pedir que la nena se pudiera comer sin esfuerzo más de esa verga tan enorme

  • AAAH.!!! SIII.!!! Así nena, cómetela, cómetela bien rico, sácame el jugo

Ella se ayudaba con sus manitas con las que masturbaba el tronco mientras chupaba como golosa aquella deliciosa cabeza que comenzaba a derramar líquidos, él se echó hacia atrás apoyando sus glúteos en sus talones y el peso del cuerpo sobre sus manos en la cama viendo como la nena de 8 años se comía su vergota como una adicta, cosa que hace un año no fue así, ya el tiempo la hizo aprender a disfrutar de un buen trozo de carne

  • Uff que rico mi amor, que divino lo haces, oooooh fantástico.

El sacerdote estaba ensimismado disfrutando de la rica mamada que le estaban dando.

  • Ven, ya es hora

La separo de su pene al que ya llevaba varios minutos comiéndose la acostó boca arriba abriendo sus piernitas con sus grandes manos, escupió dejando caer gran cantidad de su saliva para que se mezclaran con los jugos de esa bebe y se colocó en su entrada

  • Ayúdame con tus manitas para profanarte mi amor.

Ella lo tomo con sus dos manitas y lo coloco en su entrada vaginal, el movió su cadera y su pene fue entrando en ella, suavemente, poco a poco pero sin detenerse aunque si con mucha dificultad.

  • Ah. Hay. Ucchhh.
  • Aguanta mami, tu sabes que duele al principio pero ya después empiezas a gozar

A pesar de no ser la primera vez ella sentía algo de dolor cuando el la penetraba, su vagina aún era estrecha para ese enorme trozo de carne del cual solo podía albergar la mitad de el con mucha dificultad y aguantando muchísimo.

Él también sabía que más de eso era mucho pedirle y se conformaba con ponerle media verga dentro y llenarla con toda su leche caliente y espesa.

  • Ah que rica estas, y que apretada como siempre, me encantas bebe
  • aaaaagggggffff

Sus movimientos eran suaves y delicados, saliendo completamente de ella para con un movimiento de cintura volver a entrar hasta quedar bien ajustado en ella.

La toma por su cintura poniendo sus piernas sobre su pecho y va acelerando sus embestidas, saliendo totalmente de ella para volver a entrar haciendo los sonidos del típico follón

Sus manos van a posar a cada lado de su cabecita sobre la cama, las manos de ella tomándose fuertemente de sus fuertes antebrazos, el empieza a sudar y cada gota cae sobre ella quien con los ajos apretados aguanta las embestida salvajes de su amante secreto que pretende traspasarla con su verga.

Hasta que deja de moverse y comienza a convulsionarse

  • Ah Siiiii, que rico, tómala toda, toda tu lechita, oooooh que rico, que buena niña eres. Te adoro bebe

Él se queda dentro de ella hasta que su pene va perdiendo tamaño y volumen escurriéndose totalmente dentro de ella, para salir y tirarse boca arriba

  • Tienes que vestirte mi amor antes que alguien se dé cuenta que no estas, date prisa para que vamos a tu cama.

Pero lo que el padre Raúl no sabe es que una sombra fue testigo de esa demostración de placer, que a través de los bordes de la vieja puerta puede ver cada detalle de lo que en la cama sucede, antes que los amantes salgan a escondida este se retira a su propia habitación.

Raúl lleva a Luisa a su camita, dándole un beso en sus labios le agradece el haber sido tan buena niña esa noche y se retira a dormir.

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